COMUNICACIÓN Y EDUCACIÓN

En octubre de 2015, los fundadores del Centro de Desarrollo Infantil Atenea publicaron un libro titulado El teatro infantil como estrategia educomunicacional, en el que plasman todas sus ideas y aprendizajes de más de diez años sobre temas metodológicos de trabajo con niños de cero a seis años y su propuesta sobre la eficacia del teatro en el proceso de aprendizaje infantil, mismo que es uno de pilares de Atenea. A continuación presentamos una serie de cuatro partes con fragmentos de este libro. (3/4)

“Ni los medios ni los materiales son útiles de manera automática para promover y acompañar el aprendizaje”.

Ante las nuevas situaciones creadas por el impresionante impacto de que somos objeto por parte de las innumerables formas de comunicación, de los medios masivos, sustentados todos ellos en la arrolladora revolución científico tecnológica, aparece una “disciplina llamada a enriquecer los procesos de formación educativa, interrelacionando adecuadamente los propósitos y finalidades de la comunicación y de la educación” (Parra, 2000, págs. 149-150)

Porque no puede haber educación sin comunicación, y una educación que pretenda ser diferente debe incorporar otras miradas comunicacionales que acompañen nuevos aprendizajes.

Parafraseando a Jesús Martín-Barbero (Martín-Barbero, 2003) cabe afirmar que resulta tramposo y fácil echarle la culpa a la televisión y a la omnipresencia de la imagen, de la apatía que los más jóvenes sienten hoy por los libros, cuando la verdaderamente responsable es una escuela incapaz de incorporar en ella nuevos y activos modos de relación con el mundo de la imagen y de las herramientas de la información y la comunicación. Nuevos conceptos y estrategias de relacionar educación y comunicación.

En efecto, coincidimos con Daniel Prieto (2004, págs. 103-105) cuando explica que “durante un tiempo ya demasiado largo se ha confundido la comunicación en el seno de la educación con algo relacionado solo con los medios y materiales a utilizar en el aula.” lo que, a criterio de este autor se debería a que “estos recursos son lo más tangible en el terreno de la comunicación, lo más visible en el sentido de tenerlos ahí y de usarlos como para comunicar algo”. Pero que deja de lado aspectos más complejos subyacentes en esta relación, respecto a lo cual recuerda que “ni los medios ni los materiales son útiles de manera automática para promover y acompañar el aprendizaje…” entre otros motivos porque “los materiales, fundamentalmente los impresos, no están orientados hacia el interlocutor, sino hacia la ciencia o hacia lo que podrían decir los especialistas en la materia”… por lo que los interlocutores tienen serios problemas para acceder al grado de dificultad planteada. Frente a lo cual plantea que “se logra una mayor relación de aprendizaje cuando un material es elaborado jugando al máximo las posibilidades comunicacionales del lenguaje en que está armado el mensaje y del medio a través del cual se lo ofrece.”

Lo mismo podríamos afirmar de los procesos educativos. En el libro y los medios: crítica de la razón dualista (La educación desde la comunicación, 2003, págs. 45-46), Barbero explica que ya no se escribe ni se lee como antes porque tampoco se puede ver ni representar como antes, ya que la actual ruptura generacional no cabe en la linealidad de la palabra impresa, por lo que se debe asumir la tecnicidad mediática como dimensión estratégica de la cultura donde la escuela debe insertarse adaptando figuras y campos de experiencia en que se procesan los intercambios entre escrituras tipográficas, audiovisuales y digitales, entre identidades y flujos, así como entre movimientos ciudadanos y comunidades virtuales.

En un estudio encargado por UNESCO para “investigar la alfabetización mediática en el contexto de la educomunicación y el nuevo humanismo… (para)… proporcionar una visión profunda de las tendencias más recientes, tanto en el desarrollo de la cultura mediática como en el movimiento de alfabetización mediática, así como para el desarrollo de nuevos currículos para la formación de profesores.” (Pérez & Varis, 2013, pág. 8) se promueve un nuevo humanismo que implique la “creación de sociedad más inclusiva en la que todos los seres humanos tengan la oportunidad de acceder al conocimiento y a una educación de calidad en la que todas las voces puedan ser escuchadas en un diálogo universal” Agrega que “este nuevo humanismo, en una sociedad global, debe priorizar un nuevo sentido del respeto hacia la multiplicidad y la diversidad cultural y debe apoyar un desarrollo mediático capaz de consolidar una nueva cultura de paz”

“La consolidación de los estudios, investigaciones y proyecciones de la Educomunicación dependerá en gran medida del estatus científico que alcance la disciplina en los contextos intelectuales y culturales”… “A este respecto, es necesario advertir que todas las áreas del conocimiento así como las tendencias del pensamiento en general, están supeditadas en su desarrollo a las características que tienen los escenarios en los cuales se desarrollan, y al nivel que han alcanzado los campos del conocimiento científico que son su sustento” (Parra, 2000, pág. 25) La educomunicación “no tendría la pretensión de reducir la educación a comunicación, de entender todos los procesos educativos a la luz de la comunicación, ni de centrar o crear ex profeso elementos o materiales educativos con las especificaciones que demanda la comunicación. Estaríamos haciendo el tratamiento de lo que se entendería como comunicación educativa, didáctica comunicacional, pedagogía comunicacional u otros ámbitos que tienen como interés hacer educación bajo la direccionalidad de la comunicación”… Parecería que la Educomunicación pretende caminar por otros caminos.”… (Parra, 2000, pág. 134)