29 ENERO · LEONARDO VINUEZA, SILVIA JÁCOME
En octubre de 2015, los fundadores del Centro de Desarrollo Infantil Atenea publicaron un libro titulado El teatro infantil como estrategia educomunicacional, en el que plasman todas sus ideas y aprendizajes de más de diez años sobre temas metodológicos de trabajo con niños de cero a seis años y su propuesta sobre la eficacia del teatro en el proceso de aprendizaje infantil, mismo que es uno de pilares de Atenea. A continuación presentamos una serie de cuatro partes con fragmentos de este libro. (4/4) “El teatro es una eficaz forma de expresar, por medio del propio cuerpo, la naturaleza motriz de la imaginación infantil”. Sobre el arte teatral en la edad escolar Vigotski afirma que “lo más próximo a la creación literaria infantil, es la dramatización de los niños, el arte del teatro” que junto a la expresión literaria, será, según el autor, el aspecto más frecuente y extendido de la creación artística infantil, que les gusta a los niños, agrega, porque “el drama, basado en la acción, en hechos que realizan los propios niños, une del modo más cercano, eficaz y directo la creación artística con las vivencias personales.” Puntualiza que la fantasía infantil no se detiene en la esfera de los sueños, como sucede a los mayores, sino que el niño quiere encamar en acciones, en imágenes vivientes, todo lo que piensa y siente. Pone como ejemplo al niño, que ve por vez primera un tren, dramatiza su representación, juega a que es locomotora, golpea, silva, tratando de copiar lo que ve y experimenta enorme satisfacción al hacerlo. Afirma que el teatro está más ligado que cualquiera otra forma de creación artística con los juegos, donde reside la raíz de toda creación infantil y es por ello la más sincretizada, es decir, contiene en sí elementos de los más diversos tipos de arte…, fuente de inspiración y de material para los más diversos aspectos del arte de los niños.” Entre las fortalezas de esta actividad en los niños, enumera que ellos mismos componen, improvisan, montan la obra, ensayan y ejecutan papeles definidos, de tal manera, explica, que es una creación hablada, dialogada, de los niños que la necesitan, la comprenden y que viene a ser como parte de un todo, algo así como preparación o parte integrante de un juego completo e interesante. Destaca Vigostky que “La preparación del decorado, vestuario y demás, excita la imaginación y la creación técnica de los propios niños. Los niños dibujan, modelan, recortan, cosen y todo ello adquiere sentido y fin como parte de un conjunto, de un sentido que les interesa. Por último, el propio juego, consistente en la representación por los actores, culmina todo este trabajo dándole su expresión total y definitiva.” Advierte que algunos pedagogos se manifiestan terminantemente contra el arte teatral infantil basándose en supuestos “peligros referidos al desarrollo prematuro de la vanidad, la afectación, etc.” Al respecto, reflexiona que, efectivamente, “la creación teatral de los niños, cuando pretende reproducir directamente las formas del teatro adulto, constituye una ocupación no muy recomendable para los niños.” Algunos de estos peligros serían: “empezar con un texto literario, memorizar palabras extrañas como hacen los actores profesionales, palabras que no siempre corresponden a la comprensión y los sentimientos de los niños, frena la creación infantil y convierte a los niños en repetidores de frases ajenas obligados por el libreto.” Por ello sugiere obras compuestas por los propios niños o improvisadas por ellos en el curso de su creación. Caben en esto, explica (pág. 89), formas más distintas y grados diversos desde el libreto literario preparado y estudiado de antemano hasta la simplificación de los papeles que los propios niños, en el curso del juego, deben improvisar ajustándolos a nuevos libretos literarios. Reflexiona que “estas obras resultarán sin duda más imperfectas y menos literarias que las preparadas y escritas por autores adultos, pero poseen la enorme ventaja de que han sido creadas por los propios niños.” Enfatiza que la representación teatral alcanzará toda su importancia, todo su vigor aplicado al niño cuando se respete “la ley básica del arte creador infantil” que entiende que: El valor de la actividad teatral no reside en el resultado, en el producto de la obra creadora, sino en el proceso mismo. Lo principal no es qué escriben los niños, sino que son ellos mismos los autores, los creadores, que se ejercitan en la inventiva creadora, en su materialización. En las verdaderas obras infantiles, todo, desde el telón hasta el desenlace de la trama debe ser hecho por las manos y por la imaginación de los niños. Vigotsky contextualiza que “en torno a la representación escénica se combinan y entremezclan los más diversos tipos del arte infantil: técnico, decorativo- escenográfico, diálogo y actuación en el pleno sentido de la palabra.” Y que “el premio más alto por el espectáculo debe residir en la satisfacción que los propios niños experimenten por la preparación del espectáculo y del proceso mismo de su representación, y no por el éxito y el aplauso de los mayores.”
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Catedrático universitario por más de veinte años. Cofundador de Atenea Centro de Desarrollo Infantil.
Directora de Atenea. Cofundadora de Atenea Centro de Desarrollo Infantil.